lunes, 23 de julio de 2007

Floor collapsing

"You are the music while the music lasts." - T. S. Eliot


Nada mejor, no hay nada mejor que higienizar los oídos, después de cuatro horas de rednecks -sweeeeeeeet home Alabamaaaaa- iracundos y rotundas señoras, 240 minutos de yes, ma'am, sure sir, right away, hold on, no hay nada mejor que banderitas colgando en Plaza de Mayo y autos y colectivos y entonces Play -modo aleatorio y averquésale- y hoy fue justo tan justo (ah perdón, acá están las comas) hoy tan justo decía, Plaza de Mayo y entonces empieza, Transports, motorways and tramlines, y miro pa' arriba y sonrío, intuyo intervención divina porque no hay canción más perfecta para ese momento, starting and then stopping, y se oyen bocinas, motores, frenadas, zapatos, ringtones y yo los veo y no lo oigo, están ahí y no los oigo, al amparo de un inglés enano de Oxford que desgarra y duele, the emptiest of feeeeeeeelings, dissapointed people, clinging on to bottles, y entonces sucede, siempre en esa parte de la canción, de repente floto, me elevo, soy un punto blanco en un mar negro, de golpe soy el único a salvo de todo, and when it comes it so so dissapointing leeeeeeeeeet down and hangin' around, y la voz que no es voz sino grito y no es grito sino dolor lacerante, un millón de dagas en La Mayor que caen desde el cielo para purificar y desvastar y mutilar y masacrar a tanto saco y corbata y cafeína y alarmas y clonazepam y humo y basura y todo eso. Uff. Basta, muy cursi, dice Thom, don't get sentimental, it always ends up drivel, y ahí es la anticipación, la efímera e inefable sensación de gloria cuando ya sé lo que viene, cuando sé la magnitud de lo que viene, y lo que viene pasa por encima de todo, barre la ciudad entera, la arranca de sus entrañas, todos caminan y la ciudad se vuela, caminan y se vuela, se vuela, tornado íntimo que sólo yo veo, que está en mis oídos y está en todos lados y nadie, absolutamente nadie ve, ¿soy el único? ¿Que no ven lo que está pasando? Se están pudriendo todos y el vaho ahuyenta a los pájaros, y ahora sí, and one day, I am gonna grow wings, ahora sí floto, chau idiotas, a chemical reaction, chau grotescos deformes hastiados alienados, hysterical & useless, hysterical and...

Uff.


Lo que queda,
cómo escribirlo,
con qué palabras...

Aparte, las palabras, uff... las palabras, decía Oliveira...


You know,
you know where you are with,
you know where you are with,
floor collapsing,
falling,
bouncing back
and one daaaaaaaaaay,
I'm gonna grow wings,
a chemical reaction,
(You'll know where you aaaaaaaare)
hysterical and useless
(You'll know where you aaaaaaaaaare)
hysterical and
(you'll know where you aaaaaaaaaaaaare)
let down and hanging around,
crushed like a bug in the ground

Let down and hanging around









Ahhhh, gracias, ya está. Limpio. Qué alivio. Uff. Ok, vamos:
Thank you for calling the New AT&T now joined...











And one day,
you'll know where you are

sábado, 21 de julio de 2007

Rewind

Y entonces la Piqui dice “¿miramos los videitos?” y ni hace falta preguntar, ya sabemos que sí, que es irresistible, que pocas cosas nos gustan más que sillón del living, mantita para tapar los pies y no tener frío, café con leche y VHS hecho pelota, domingo de galletitas y pelos de perro en el piso y todo eso, lo de siempre. Piempre.

(¿Pero por qué el plural? Dejemos el plural; no, perdón, DEJO EL PLURAL. We are one, pero de ahora en más hablo por mí.)

¿De dónde viene la fascinación con esa imagen, por qué rewind una y otra vez? Lo veo mil veces, mil y una. Y después pongo pausa, aunque se vea horrible, pausa en el instante exacto en que la cámara se mueve un poquito y allá al fondo, en tercer plano, casi como perdida o sola, aparece la nenita más preciosa, vestido floreado y bucles de afiche publicitario, cara chiquita -piquitita- y asustada, las manos en la boca; sin saber bien qué hacer con las manos o con sus cuerpo o con sus rulos. Están todos alrededor del bebé recién llegado; la Piqui mira desde un costadito, abre grandes los ojos y parpadea, como si estuviera inmersa en un circo absurdo –como si todo fuera un circo absurdo-, en el que cada personaje hace lo suyo, dice lo que tiene que decir, hace lo que tiene que hacer, sigue el libreto, y ella, pobre nenita hermosa, es la única que vino sin manual de instrucciones, sin guiones; nadie le avisó nada, nadie le explicó que 2+2=4, que cuando llega un hermanito todos son felices de repente y sólo por un rato, que hay que tener amiguitas y caminar con gracia y mirar a las personas a los ojos y saludar con un beso y sonreír y vivir.

¿Y poké, eh? ¿Quién les dijo que yo quería vivir, para qué me trajeron? ¿Esto es estar vivo, existir, esto es lo que ustedes llaman realidad? A ver, veamos, realidad: ahí está mi papá, ese señor es mi papá, ok. Realidad: tiene en brazos a un nenito diminuto que acaba de llegar del norte -ya me perdí un poquito-. Es mi nuevo hermanito, bueno, eso sí que no se ve todos los días... Y claro, como siempre, acá nadie me dice nada, se olvidan, ¿qué se supone que haga ahora? ¿Me acerco, lo tengo en brazos, le doy un besito (bejito)? Se ve bonito, como un oso o un muñeco de plástico, y no quiere abrir los ojos. Que no los abra nunca, ¿para qué? ¿Sabrá que llegó al circo, sabrá su papel de memoria, tan chiquito? Abrir los ojos y ver esto, realidad, esto: todos tan contentos de golpe, risas, corridas, gritos, fotos, flashes, una manchita en el suelo de mármol que se parece a la luna, risas, gritos, ruidos, flashes, la luna, gritos risas fotos la luna es igual a la luna igual igual. Basta.

Y entonces, de tanto mirarlo, de tanto rewind y pause, creo que lo puedo cambiar: ahora también aparezco yo, más chiquitito, y le doy la mano a la nenita perdida, y le señalo la manchita, ¿la ves a la mancha blanca? Ah, ¿vos también la habías visto? Igual a la luna, y dejalos que griten y que corran, yo te llevo de la mano. Mapas no, no tengo, tampoco entiendo mucho de nada, tampoco sé para qué me trajeron pero ¿qué importa? Si acá estoy yo, para señalarte las manchitas y las hojas secas de los árboles, para caminar torcido con vos y chocar los postes y tropezar con los escalones y mirar por la ventana, los ojos bien abiertos, mirar ese circo imposible y parpadear, perplejos, parpadear.

Y dos más dos siempre es cinco.


te amo mi amor